Por: Sara Arteaga, Estefany Hernández, Stella Sandoval, Carolina Mena, Emma Sandoval. Edición: Clanci Rosa, Hazel Contreras.
Para esta nota periodística, los nombres de las las fuentes son ficticios para proteger su identidad
“A la ginecóloga le pareció más fácil implantarme el DIU (Dispositivo Intrauterino) como método anticonceptivo, ya que me negué a tomar pastillas o ponerme las inyecciones. Yo quería que me dieran otra solución, no sé, un tratamiento para controlar mis subidas de azúcar(…)”
Este es el relato de Sonia, una mujer joven que debido a sus problemas de salud decidió no usar anticonceptivos hormonales. Al embarazarse, su estado se complicó debido a la diabetes, lo cual le provocó un aborto involuntario. Esta situación hizo que su doctora le colocara el DIU para no presentar otro embarazo de alto riesgo.
En el sistema de salud de El Salvador, el principal proveedor de servicios anticonceptivos para las mujeres tanto de la zona rural como urbana es el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MINSAL), seguido del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y la Asociación Demográfica Salvadoreña/Pro-familia (ADS), según los datos de la Encuesta Nacional de Salud Familiar (FESAL) de 2008.
Hace cuatro años, el sistema de salud le quitó a Sonia la posibilidad de decidir si usar métodos anticonceptivos o no. Fue llevada a utilizar ese método como último recurso. Le dijeron que si volvía a quedar embarazada sufriría de nuevo un aborto espontáneo, “siento que ha sido efectivo, pero un día quisiera quitármelo”, dice.
El aborto está penalizado absolutamente en El Salvador y situaciones como la de Sonia ponen en riesgo a la mujeres, que como el caso de Manuela fueron encarceladas tras tener una emergencia obstétrica.
La discriminación y estereotipos de género permiten que exista una desigualdad en el uso de métodos anticonceptivos. “Culturalmente hemos normalizado que la responsabilidad en la reproducción ha sido asignada a las mujeres, porque son ellas las que viven el embarazo, el parto y se quedan con el cuidado del bebé en los primeros meses”, explica Margarita Alvarado, doctora especializada en salud sexual.
Dicha responsabilidad es a la vez una presión social en el control de la reproducción que ha sido dirigida siempre hacia mujeres, al punto de llevarlas a usar métodos anticonceptivos de manera precipitada. Por su parte, el caso de Sonia responde a una imposición que la llevó a aceptar el uso del DIU, “si volviera a quedar embarazada estoy segura que me dirían ‘no te cuidaste’, pero esto no es responsabilidad únicamente de la mujer. No es posible que las médicas mujeres también nos recarguen de esta responsabilidad”, señala Sonia.
Afectaciones de los métodos anticonceptivos en la salud de las mujeres
El uso prolongado de métodos anticonceptivos también genera un daño en la salud de las mujeres. «El exceso de hormonas tiene un gran impacto en el hígado, agota el cuerpo de minerales valiosos, aumenta el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y cáncer de mama”, explica Cosette Fuentes, enfermera de una clínica privada. Además, plantea que entre los efectos secundarios, especialmente de la píldora, se incluyen el aumento de peso, cambios de humor y desajustes hormonales.
Roxana Aguilar es otra mujer cuya experiencia con métodos anticonceptivos no ha sido del todo agradable. Con 31 años de edad, ha utilizado cinco pastillas distintas como método de anticoncepción, confiesa que ha tenido una mala experiencia. “He querido dejar las pastillas porque he aumentado de peso, he presentado acné en mi cara y otros cambios físicos”, describe Roxana.
Durante el tiempo que Sonia lleva usando el DIU ha presentado fuertes cólicos menstruales, “he leído sobre eso y creo que es por el cobre que despide el aparato. He manchado, pero ha sido algo leve y quizás una o dos veces”, menciona, sin conocer las razones médicas.
Las mujeres deben tener acceso a la información precisa y personalizada para poder protegerse contra problemas de salud no solo sexual y reproductiva. El modelo de educación sexual integral se debe basar en un concepto positivo, entendido como bienestar y promoción de la salud.
Afectaciones en la salud emocional
Por otro lado, se encuentra la salud emocional de las mujeres, la cual también se ve afectada por el uso o no de métodos anticonceptivos, “En cuanto a decidir evitar un embarazo, y de igual forma cuando lo hay, la responsabilidad emocional recae sobre la mujer aunque haya un padre que no está asumiendo una paternidad responsable. Aunque sea él quién abandone a la mujer a su suerte, toda la culpa es para ella, emocionalmente también es bastante cansado para una mujer”, expresa Norma Tejada, psicóloga.
Socialmente, a lo largo del tiempo, a la mujer se le ha asociado un rol afectivo que conlleva la protección, planificación y cuidado familiar, adquiriendo un rol maternal y un papel fundamental en el trabajo doméstico y el cuidado de les hijes.
“He tenido cambios emocionales porque a veces una anda como de mal humor y siento cambios frecuentes, entonces yo he leído que eso lo causa”, manifiesta Roxana.
Pueden existir efectos colaterales en el estado de ánimo, salud física y emocional de las mujeres. “Hay estudios que indican que puede haber una clara relación entre uso de anticonceptivos y depresión, ataques de ansiedad o de pánico, ya que sobre todo en aquellos anticonceptivos donde hay bastante uso de químicos hormonales, hay diferentes efectos en el cuerpo de la mujer, por ejemplo, aumento o ausencia de sangrado menstrual y cefaleas por los cambios hormonales que generan”, añade Tejada.
Roxana ha consultado con su ginecóloga los daños en la salud que le ha dejado el uso de métodos anticonceptivos: “me explicaron que pueden pasar estas cosas, pero es una quien decide si quiere seguir con la planificación o dejarla, pero en mi caso la seguí, aún presentando estos cambios y es por eso que he decidido dejarlos de usar». La responsabilidad recae sin importar el estado físico y psicológico de la mujer. Al igual que Sonia, muchas mujeres en el país son expuestas a ser las únicas responsables de cuidarse con métodos anticonceptivos, sin importar las consecuencias que estos traigan.
Nuevos paradigmas de la salud reproductiva
Ante estas desigualdades, las mujeres se ven en la obligación de auxiliarse en sus parejas para decidir sobre el uso de métodos anticonceptivos porque para lograr un embarazo, el esperma necesita encontrarse con un óvulo. Por esta razón, Patricia Lizama, educadora en salud, explica que el hombre tiene un rol en el control de la reproducción:
“Debe apoyar en el sentido de la elección del método, acompañar las consultas médicas, ir con la ginecóloga con su pareja. Además de eso, el aporte económico porque muchos métodos anticonceptivos sobre todo los de larga duración requieren un gasto y también como en el caso de las inyecciones cada mes hay que invertir dinero como es una protección que les beneficia a ambos”.
Lizama expone que también existe una estrategia en la salud reproductiva: “se llama la doble protección, que sería que el hombre utilice condón y la mujer use un método anticonceptivo ya sea hormonal o no hormonal”. Esto funciona como medida para prevenir un embarazo y a la vez Infecciones de Transmisión Sexual, ya que el condón es el único método de barrera.
Estos nuevos planeamientos de compartir el tema del control de la natalidad, crea la necesidad de nuevos estudios para el lanzamiento de otras opciones en métodos anticonceptivos para hombres como la inyección Vasalgel que contiene un gel que se coloca directamente en el conducto deferente (donde pasan los espermatozoides) siendo un proceso reversible con una duración de 10 años.
Según el Ministerio de Salud (MINSAL) de enero a junio de 2020 se tienen inscritas a 52,739 mujeres en control de planificación familiar en métodos temporales y 580 mujeres inscritas que se han realizado la esterilización. Sin embargo, no se tiene registros de hombres que solicitaron una consejería en métodos para el uso del condón o conocer los métodos disponibles para su pareja.
Esta inyección aún no está disponible para su comercialización, puesto que está en proceso de estudios y aprobación. Sin embargo, estos avances indican que existe la posibilidad de una anticoncepción masculina, derrocando la antigua postura científica que indicaba que era más difícil reducir la producción de esperma en un hombre, que siempre sería fértil a comparación de controlar el único óvulo por mes que libera el cuerpo de una mujer.
Se debe visibilizar que las mujeres pueden tener la autonomía de decidir sobre su cuerpo, por lo tanto, permitirles tomar y respetar su decisión de usar o no los métodos anticonceptivos que le parezcan más convenientes a su situación particular. Sin embargo, la salud pública y la misma sociedad machista impulsan a las mujeres a creer que la responsabilidad es únicamente de ellas.
El Salvador necesita cambios en el sistema de educación, los cuales deben darse para crear conciencia sobre la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres en cuanto al uso de métodos anticonceptivos. La psicóloga Tejada señala que es un reto poder educar, empoderar, y sensibilizar a las nuevas generaciones, tanto a hombres como mujeres.
“Lo que justifica por qué la responsabilidad debería ser compartida es que los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos fundamentales y nadie puede arrebatarlos. Ha sido una lucha de muchos años de movimientos feministas para poder lograr ejercer la sexualidad con libertad, con igualdad y todavía falta mucho por lograr”, finaliza Tejada.
Solo a través de una reestructuración en la manera en que la salud sexual y reproductiva es enseñada, se pueden generar cambios que faculten a las mujeres de herramientas para practicar su sexualidad de una manera segura y sin culpas; donde ellas deciden comenzar a utilizar un método anticonceptivo o no y también estando completamente informadas de que sus parejas, en el caso de que sean hombres, pueden de la misma manera ser parte de un proceso de planificación.
Un artículo muy atinado y de bastante referencia que contrasta la realidad que viven las mujeres en nuestro país. La responsabilidad reproductiva debe ser compartida por todas las partes involucradas y no debe ser observada desde el sesgo machista que tormenta a nuestra sociedad y vulnera los derechos de las mujeres.
Corrección del comentario: … que *refleja* la realidad que viven las mujeres en nuestro país.