Foto/Reina Ponce
Por Edith Elizondo
En tiempo de cuarentena, las redes sociales han sido el medio para exhibir y denunciar abusos y delitos contra las mujeres a raíz del confinamiento obligatorio pero también se vuelven un arma de doble filo.
Las redes sociales se han convertido en campos de batallas y un lugar hostil para las mujeres en buena parte debido a la posibilidad de anonimato y la creación de cuentas y perfiles falsos que permiten las diferentes plataformas mismas que ha permitido que usuarios utilicen estos medios para dañar, atacar, insultar y acosar a las personas. La violencia contra las mujeres en plataformas digitales va creciendo no sólo en cantidad, sino en la forma de amenazas y en la propia naturaleza de las agresiones.
Si bien, las redes sociales como Facebook y Twitter sirven para que las personas interactúen, actualmente estos canales de comunicación se convirtieron en una conexión para la violencia y la venganza contra las mujeres. El actuar va desde cuestionar sus derechos, ofensas y humillaciones hasta amenazas de violación, convocatorias a cometer feminicidios y/o campañas de odio.
Un ejemplo de esto son las declaraciones del presidente Nayib Bukele en Twitter el pasado 2 de julio, desatando un hilo en esta red social contra las organizaciones de mujeres, minimizando la violencia, promoviendo el odio y descalificando la lucha histórica de las organizaciones por la igualdad y goce pleno de los derechos humanos.
Es verdad que el odio en redes sociales puede afectar a todos los géneros pero adquiere una connotación diferente con las mujeres. Cuando las mujeres son insultadas en las redes sociales de inmediato se alude a su aspecto físico, se insulta su apariencia, se les llama gordas, feas y putas por mencionar algunos adjetivos. Pero ¿qué motiva a este tipo de mensajes?, puede ser el sexismo, pero también odio extremo hacia las mujeres.
Entre las diversas formas en las que se manifiesta la violencia contra las mujeres en redes sociales destaca el filtrar imágenes y/o videos de contenido sexual, difamar a las mujeres con el propósito de dañar, usurpar su identidad para subir fotos, hacer comentarios ofensivos o realizar ofertas sexuales en algunas ocasiones desde perfiles falsos.
A todo eso le sumamos los grupos que promueven el abuso sexual y la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes. Basta un click para que en cuestión de segundos se pueda perjudicar a una persona.
Por eso, es necesario cuidarnos entre todas y buscar estrategias para garantizar que las redes sociales, sean espacios seguros y libres de violencias. Además es fundamental compartir experiencias para poder reflexionar individual y colectivamente y hacerles frente a la realidad virtual.
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