La educación ya valió

El reciente nombramiento de la oficial militar Karla Trigueros como ministra de Educación, Ciencia y Tecnología no es un hecho aislado ni un simple ajuste administrativo. Es una decisión política que confirma la intención de este gobierno: no educar para pensar, sino disciplinar para obedecer.

Por Girasol Silvestre 

Trigueros no tiene formación pedagógica, ni experiencia en el aula, ni antecedentes en la formulación de políticas educativas. Su trayectoria está marcada por su vínculo militar. En un país donde miles de docentes fueron asesinados por fuerzas armadas, su designación resulta simbólicamente violenta. La escuela —que debería ser un espacio de pensamiento crítico y libertad— corre el riesgo de convertirse en una extensión del orden represivo.

Al recordar a la Doctora Maestra Mélida Anaya Montes y su texto publicado en la Revista Universitaria de la Universidad de El Salvador en agosto de 1969, surge inevitablemente la comparación entre su legado y el presente. Ella advertía sobre la manipulación ideológica del sistema educativo, subordinado a los intereses del poder económico y político. Señalaba, por ejemplo, que la Constitución evita definir el sistema económico real —capitalista— lo cual desvía los análisis hacia lo abstracto y no hacia las estructuras concretas de poder.

También cuestionaba la ilusión de democracia cuando los cargos fundamentales responden a intereses contrarios a las mayorías. Esa contradicción, decía, se reproduce en el sistema educativo: se proclama una enseñanza democrática, pero se excluyen visiones críticas como el marxismo, lo que vuelve a la educación un ejercicio ideológico y no científico. (Revista Universitaria, UES, agosto de 1969).

El problema no es solo quién toma el cargo, sino el mundo que trae consigo. La educación, no puede separarse de la política y la económica. Si el Estado elige disciplinar en lugar de educar, adoctrinar en lugar de formar, lo hace porque tiene un modelo de sociedad que necesita personas obedientes, no críticas. Hoy, más que nunca, debemos preguntarnos:

¿La educación en El Salvador busca formar sujetos críticos o pretende moldear individuos dóciles, incapaces de cuestionar el poder?

La educación en El salvador ya valió, Quiero que se sepa

Que uno de nosotros votó por Bukele

No sé quién fue

Pero llegó la dictadura 

Trae el peso de las capturas sin juicio,

las voces silenciadas,

y los derechos pisoteados.

1965. Primer Congreso de la Unión Nacional de Educadores. Mélida (la tercera de derecha a izquierda)