
El Padre Tojeira deja un legado, un compromiso para continuar la búsqueda de justicia y verdad, pero además deja una huella en las personas que lo conocieron y trabajaron con él desde la feligresía, comunidad universitaria y demás población salvadoreña.
Por: Redacción
Comunidad Universitaria, feligresía y población salvadoreña se despide del Padre José María Tojeira, que con cariño lo llamaban “Padre Chema”. Lo recuerdan con su personalidad amigable, respetuosa, cálida y su planteamiento por la búsqueda de verdad y justicia, principalmente para las víctimas de derechos humanos.
En la mañana del miércoles 10 de septiembre, un grupo de estudiantes de Diseño Gráfico llegó al Polideportivo de la UCA, con una ofrenda floral para despedirse del Padre Tojeira, quien dejó una huella como su docente y amigo.
“Nos habló como una persona normal, abrió su corazón a nosotros y eso lo hace especial para nosotros como para otras personas, era tan amoroso que no hay manera de que no deje algo en tu vida”, recordó con afecto Gabriela Alfaro, estudiante de Diseño Gráfico de la UCA.
El Padre Tojeira nació en 1947, en Galicia, España. Fue hijo de maestros y desde muy pequeño le interesó la política. En 1985 llega a El Salvador como superior de los estudiantes de la Compañía de Jesús y fue provincial de los jesuitas para Centroamérica de 1988 a 1995.
“No solo vino como provincial de los jesuitas en Centroamérica a recoger los cadáveres de sus hermanos mártires, si no que ha dejado un impacto con las comunidades, los más pobres y la justicia”, dijo Paulita Pike, de Cultura Romeriana, conoció a Padre Tojeira cuando sucedió la masacre de los jesuitas.

El 16 de noviembre de 1989, fueron asesinados 6 sacerdotes jesuitas y las dos empleadas de la UCA, el Padre Tojeira lideró el proceso legal contra los miembros de la Fuerza Armada de El Salvador.
“Ha sido el director espiritual de varias generaciones, ha sido un honor poder acompañarlo en todos estos años”, afirmó Pike.
También fue rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de 1997 a 2010, luego fue docente y director de la Pastoral Universitaria y del 2016 a 2020 ejerció como director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA).
Nelly Chévez, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UCA, trabajó de cerca con Tojeira desde la Vicerrectoría Académica cuando este fue rector. Afirma que esta despedida física ha sido fuerte para la UCA, pero que refuerza su compromiso para continuar con su legado.
“Su talento humano es algo que destacaba de él, su cercanía a todos los miembros de la comunidad universitaria, su nivel de intelectualidad y abordaje con mucho compromiso social de los problemas que afectan tanto a El Salvador como a la región centroamericana”, describió Chévez.
Tojeira acompañó a las víctimas que sufrían violaciones de derechos humanos, promovió la justicia y la verdad, y hablaba sobre los problemas de la sociedad salvadoreña desde una visión crítica y espiritual.

“Él no promovió el rencor, sino que siempre creyó que encontrar la verdad y la justicia iba a ser el camino para llegar a la paz y la reconciliación en nuestro país”, comentó el Padre Mario Cornejo, rector de la UCA.
Su mensaje fue claro en el texto titulado: “La esperanza traspasa muros. Reflexiones sobre la resurrección en la cárcel”, escrito por Tojeira y publicado el 2 septiembre en el portal de Jesuitas Centroamérica. Aquí reflexiona sobre el papel de la pastoral penitenciaria y el deber de extender esperanza a personas privadas de libertad.
“A todos nos corresponde en esta Centroamérica nuestra, tan golpeada por injusticias sociales, pero también tan llena de hambre y sed de justicia, dar nuestra solidaridad y nuestro apoyo a quienes en la Iglesia desarrollan la pastoral penitenciaria y, con ella, la esperanza de un mundo mejor y más reconciliado”, escribió.
Quienes le conocieron aseguraron que continuarán con su legado, mensaje y con el compromiso social de Padre Tojeira, elementos que, hoy por hoy, siguen vigentes en las nuevas generaciones.