Por Marixela Ramos
En una fecha como esta, cuando se celebra a la periodista salvadoreña, y en un contexto como el actual, con un acceso a la información tan restringida y centralizada es importante rescatar y nombrar el gran aporte del periodismo comunitario, el periodismo desde el territorio, desde las voces más lejanas, donde los micrófonos y reflectores poco y nada logran alcanzar.
Me refiero a lo que significa dar volumen a las voces locales, poner en primera fila informativa a las comunidades que tienen su propia agenda temática, desde su realidad y vivencia territorial, que va desde su problemática más sentida, hasta su logro más importante: un periodismo que hace contrapeso ante las grandes agendas informativas.
Desde mi experiencia, como comunicadora comunitaria rescato una de las cosas más importantes y valiosas que el periodismo comunitario me ha enseñado y en lo que creo profundamente: el poder que tienen las voces comunitarias, el poder de las historias que se cuentan desde la dignidad con el conocimiento popular genuino y cotidiano.
Una de las cosas que caracterizan el hacer periodismo desde el territorio o desde una comunidad, es el contacto directo que se tiene con las personas que ahí viven, por tanto, esa cercanía también figura un gran compromiso y responsabilidad a la hora de contar historias o cubrir información del lugar, pero también te conecta un fuerte vínculo por la historia, la vida y las luchas de ese territorio, al que también perteneces.
El periodismo comunitario hace un gran aporte a la sociedad en general porque permite conocer realidades particulares de lugares tan alejados de las grandes agendas informativas; además de hablar desde el sentido de pertenencia que da, el conocer un territorio y tener la cercanía con su historia y su gente.
El periodismo comunitario también es una herramienta transformadora y educadora para las comunidades porque permite intercambiar historias de vida de una comunidad a otra, de un territorio a otro, conecta los saberes populares comunitarios, las experiencia exitosas de vida que son contadas desde las voces de las y los protagonistas, pero también, el periodismo comunitario forma parte de las luchas colectivas de las comunidades, por tanto, también aporta a la transformación de la vida, de las personas que habitan en los territorios y comunidades.
Considero profundamente reivindicativo el hecho de reconocer el periodismo comunitario, en el marco del día del periodismo salvadoreño, dignificar esta labor que se hace desde y para las comunidades y que a lo largo de la historia del país ha estado presente, acercándonos a los territorios, a sus comunidades y a su gente.
Marixela Ramos es periodista y comunicadora comunitaria, se identifica con el feminismo comunitario. Es parte de la Red de Mujeres defensoras de Cabañas y también forma parte de la Red de corresponsales Feministas de Revista La Brújula.