La investigación se realizó con 50 socias de SITRADOMES, en el municipio de Cuisnahuat, Sonsonate. El objetivo fue evidenciar los impactos de la pandemia por COVID-19 en las trabajadoras del hogar, quienes la enfrentaron sin contar con garantías laborales.
Esta mañana, el Sindicato de Trabajadoras Domésticas ( SITRADOMES) presentó los resultados de una investigación en la cual se constató que la mayoría de socias poseen un trabajo ̈más o menos ̈ estable. Tras las medidas que se implementaron debido a la pandemia por COVID-19, en la actualidad el 62% de las trabajadoras del hogar realizan jornadas diarias y solo el 30% expresó que cuenta con un trabajo constante. La pérdida de empleo estable es una de las afectaciones más significativas pues representa ingresos económicos insuficientes.
Rosa Elias, Secretaria General de SITRADOMES.
Testimonios recolectados en la investigación indican que los despidos se hicieron sin pago de salario y sin indemnizaciones, cuando existen trabajadoras que laboraron por más de tres y ocho años en una casa.
¨A nosotras nos despidieron de un solo. Pero, hubo otras que les dijeron que seguirían trabajando por días.¨
Testimonio
Respecto a los ingresos, estos se registran muy bajos pues oscilan entre $50.00 a $150.00 dólares mensuales. Rosa Menjivar, investigadora y consultora, expresó que se generó una carga laboral al incrementar actividades a realizar como: incluir tareas de bioseguridad, de higienizar y desinfectar pero sin recibir un ajuste salarial.
¨Tuvimos que hacer más limpieza en la casa: limpiar las puertas de la casa con lejía, hacer las tareas del colegio, cuidar enfermos¨. ¨No hubo pago extra si hacíamos más de lo común, solo nos decían que era por motivos de la pandemia. Las actividades ya no solo eran oficios domésticos sino también atender enfermos, ayudar con las y clases de los niños y niñas¨,
expresan testimonios.
Además, a las trabajadoras estas situaciones les generó estrés y miedo debido que, en algunos casos, debían de cuidar enfermos sin que se les proporcionará insumos para protegerse de contagiarse y ellas debían de comprarlos con sus recursos.
¨Contraje el virus en el lugar de trabajo ya que tuve que cuidar a todos en la casa¨
testimonio.
Otros datos que recaba la investigación indican que a nivel familiar las dificultades marcadas fueron la accesibilidad de internet, pues no se contaba con el dinero para comprar paquetes de internet y no había conectividad para que sus hijos e hijas recibieran sus clases. Por otro lado, el bono de $300.00 dólares brindado por el gobierno fue otorgado en su mayoría a hombres y en solo dos casos fue para mujeres. Menjivar sostiene que lo anterior afectó puesto que siguen siendo en su mayoría los hombres quienes manejan los recursos económicos.
El estudio continúa exponiendo la falta de derechos laborales en este rubro y la carencia de especificaciones en el Código Trabajo como establecer un salario mínimo, horas laborales, prestaciones como seguridad social que aunque esté regulado en el decreto 74, según Menjivar solo aproximadamente el 3% de trabajadoras tienen acceso. Al no contar con garantías básicas también se genera que las trabajadoras del hogar no pueden acceder a una pensión, expuso la investigadora.
Debido a la realidad, que viven las trabajadoras de hogar, se plantea como una necesidad ratificar el convenio 189 de Organización Internacional del Trabajo (OIT) y se identifica como responsable al Estado de garantizar la protección de las trabajadoras.
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