El uso de métodos anticonceptivos puede ser una herramienta fundamental que ayuda a las y los jóvenes a lograr sus planes de vida. La imposición o la coacción para utilizar métodos anticonceptivos en espacios de salud reproductiva constituye un problema y es parte de la modalidad de violencia institucional.
Este texto cuenta la historia de Roxy, quien narra los desafíos en la búsqueda de su autonomía reproductiva.
Por Emma Sandoval
Roxy (nombre ficticio) es una joven universitaria de 22 años que actualmente estudia y trabaja. Como toda persona joven tiene un plan de vida con metas, aspiraciones y un objetivo claro: la elección de un método anticonceptivo que le permita tener el control sobre su propia salud sexual y reproductiva.
Sin embargo, las y los jóvenes enfrentan desafíos en la búsqueda de la autonomía reproductiva. La importancia de abordar este problema es garantizar que la juventud pueda tomar decisiones informadas sobre la elección de un método anticonceptivo que mejor se adapte a sus necesidades.
El uso de métodos anticonceptivos puede ser una herramienta fundamental que ayuda a las y los jóvenes a lograr sus planes de vida. Roxy, desde los 17 años comenzó a trabajar para poder tener ingresos e independizarse. Cuando su trabajo fue estable se mudó de la casa de su mamá y su papá. Comenzó a ser estable económicamente y a enfocarse en sus estudios universitarios porque desea ejercer como relacionista pública, poder viajar y tener una casa propia. Para ello, ha establecido un tiempo de diez años para planificar un embarazo.
“Empecé mi vida sexual siendo menor de edad y siempre me quise cuidar. A mis 17 años ya era independiente y quise ponerme la inyección del mes en una farmacia, pedí información y dije que si quería ponérmela. Me dijeron que si o si tenía que ser mayor de edad para que ellos pudieran inyectarme”.
Ante esta situación, Roxy sintió molestia. Ella quería indicarles que tenía derecho a usar un método anticonceptivo porque estaba informada sobre el tema y no podían negarle el acceso. Pero la barrera de no tener la mayoría de edad no le dio voz para exigir el uso de un método, por lo que buscó otras opciones para acceder. Esta acción contraria los Lineamientos técnicos para la provisión de servicios de anticoncepción del Ministerio de Salud que establecen que “la edad por sí misma no constituye una razón médica para negar cualquier método anticonceptivo a un adolescente”, es decir, que en nuestro país las y los adolescentes pueden tener acceso a ellos.
La Violencia Institucional en la elección de Anticonceptivos
La imposición o la coacción para utilizar métodos anticonceptivos en espacios de salud reproductiva constituye un problema y es parte de la modalidad de violencia institucional. La Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las mujeres (LEIV) establece en el artículo 10 que “toda acción u omisión abusiva de cualquier personal público, que discrimine o tenga como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y disfrute de los derechos y libertades fundamentales de las mujeres”.
Roxy menciona que su primera experiencia adquiriendo un método anticonceptivo no fue agradable, por lo que no tuvo la confianza de ir a un establecimiento de salud e informarse sobre otras opciones. Además, al consultar con sus amigas que visitaron un centro de salud, argumentaban que no recibieron la consejería y apertura sobre el tema.
“Mis amigas me contaban que al visitar una clínica no les brindaban mucha información, no les daban opciones, les recomendaban pastillas e inyecciones. Ellas consultaban por el DIU (dispositivo intrauterino) y les decían que tenían que tener hijos para usarlo, y cuando era el implante tenían una lista de espera para colocarlo en la unidad de salud”.
Según el estudio que presentó Las Dignas en el año 2022, sobre situaciones de discriminación y brechas en el acceso a Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, las mujeres son quienes más solicitan métodos anticonceptivos en las clínicas públicas, en el cual representan el 66.3 %, frente al 33.8 % de hombres. También, el estudio señala que las y los jóvenes han recibido reacciones negativas por parte del personal de salud, por lo menos un 10 % de las personas encuestadas percibió discriminación por causas religiosas, edad, posición económica, sexo entre otros.
Las entidades de salud pública y privada deben conocer y respetar los derechos sexuales y reproductivos porque son derechos humanos fundamentales reconocidos internacionalmente. La apertura al tema permite a la juventud tomar decisiones informadas y seguras sobre su salud reproductiva.
Servicios de salud amigables para jóvenes
Roxy comenta que al hablar con sus amigas descubrió qué era el DIU y el implante, este último le interesó por su larga duración. Ella empezó a usar la inyección anticonceptiva del mes porque era el único método que conocía, pero no se adaptaba a sus necesidades porque debía estar al pendiente del método cada 30 días.
Se interesó por el implante hormonal, había investigado del método, pero su limitación era el costo. Al cotizar a través en las fanpage de diferentes clínicas privadas, descubrió que no podía acceder al mismo. Sin embargo, encontró una publicidad para jóvenes que estaba orientada a la salud sexual y reproductiva, que se denominaban como Clínicas y servicios amigables para jóvenes.
En El Salvador, hablar de servicios amigables para jóvenes no es un tema nuevo. El Ministerio de Salud, a partir del año 2004, en el contexto del Programa de Gobierno “El Salvador adelante”, el Plan Quinquenal de Desarrollo, creó la estrategia para la provisión de Servicios de Salud Amigables como una herramienta de innovación para la prestación de servicios del personal de salud hacia el logro de la calidad y calidez en las intervenciones dirigidas hacia las y los jóvenes.
Marcía Cruz, médica y gerente de proyectos en salud sexual y reproductiva de Population Services International (PSI), explica que lidera un programa para jóvenes en cyber educación a través de las plataformas virtuales de Facebook, instagram y WhatsApp para hacer conciencia a la juventud sobre el uso de métodos anticonceptivos y acceso a clínicas bajo el enfoque de servicios de salud amigables.
“Son espacios de atención dirigidos a población entre 10 a 19 años, donde encuentran una atención integral, adecuada las necesidades y realidades, bajo un enfoque de derechos, inclusión, respeto y confidencialidad”.
Cruz, agrega que no sólo se capacita al personal en temas de salud sexual para informar a los y las usuarias desde el área virtual, también un punto primordial para la selección de médicos y médicas es sensibilizarlos en cuanto a los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos para no tener barreras con el tema y el contacto con la juventud. Posteriormente se visitan las clínicas que tengan las condiciones óptimas para la atención del y la usuaria, manejando su información de manera privada y confidencial.
De esta manera, Roxy formó parte de las usuarias del proyecto y recibió una atención en línea por medio de una cyber educadora del proyecto en la fanpage ÚSALA BIEN, que es la estrategia del proyecto para atraer la atención de las y los jóvenes.
«Me pareció muy bien la atención en línea, me explicaron todo lo que necesitaba saber del método, me brindaron un cupón de descuento y haciendo cuentas, me estoy ahorrando hasta $300 dólares, dinero que hubiera usado en inyecciones y que ahora puedo usarlo para mis estudios”.
Katia Valencia, cyber educadora del proyecto y quien brinda atención especializada de manera virtual, indica que al inicio hay desconfianza y prejuicios de la juventud en solicitar información en línea sobre métodos anticonceptivos.
“Durante mi ejercicio profesional abordé chicas que en su mayoría se les violentó el derecho a recibir información sobre métodos anticonceptivos y, aún más, el poder colocarles uno. Es triste porque esos centros de salud son públicos y las chicas por no tener dinero o por ser un lugar más accesible, optan por visitar estos centros de salud sin saber que hay profesionales que no están sensibilizados sobre estos temas”.
La cyber educadora añade que el objetivo de estos espacios es conocer las necesidades de las y los jóvenes, informarles sobre sus dudas de manera amigable y respetuosa. Se debe hacer énfasis en que existen derechos sexuales y reproductivos que les permite tener la opción de decidir qué método es ideal y proyectar sus planes a futuro.
En un mundo de constante cambio, las y los jóvenes enfrentan desafíos y decisiones cruciales en su vida, los servicios de salud amigables para jóvenes emergen como un apoyo. Este enfoque se está visibilizando y contribuyendo al acceso y a la toma de decisiones informadas sobre su salud, brindándoles un entorno seguro y libre de prejuicios en el que pueden expresar sus inquietudes sobre el uso de un método anticonceptivo.
*El nombre de la protagonista fue cambiado para resguardar su identidad.