Por Edith Elizondo, feminista
El último lanzamiento de la tercera temporada de la serie Bridgerton tiene como protagonista a Penelope Featherington interpretado por la actriz Nicola Coughlah. Debo confesar, que algunas escenas me conmovieron hasta las lágrimas. No la considero una serie feminista pero si puedo conectar con Penélope, el único personaje principal gorda de la serie, y que he disfrutado sin culpa.
Está bien disfrutar de las series pero nunca dejemos de hacerlo con una mirada crítica, feminista, anticolonial, antirracista y anticlasista, porque en la medida que lo hagamos y lo externemos se incentiva a la producción de mejores contenidos.
Debido a que la protagonista sale de la belleza hegemónica ha recibido muchas críticas en redes sociales como de tener pechos “caídos” y “celulitis”, características que la mayoría de mujeres de cierta edad compartimos, además de ser una soltera con más de treinta años y gorda.
En la serie su personaje tiene 19 años y está a “apunto de ser una solterona”. Debido a esto, hoy quiero resaltar las críticas de algunos periodistas quienes han atacado a la famosa actriz, refiriéndose a Nicola como «la gorda de los Bridgerton», además de las críticas de que su enamoramiento con Colin Bridgerton, el apuesto protagonista interpretado por Luke Newton, nunca sucedería en la vida real porque ella no es delgada. La serie no señala también el tipo de cuerpo de Penélope como la razón por la que Colin tarda tanto en darse cuenta de que está enamorado de ella.
En la vida real, Colin es el típico hombre de buen ver, “guapo”. Un hombre cuyas pajas antes de dormir tienen tu cara, tus chiches, tu culo y tu panza. Un hombre que asegura que jamás había disfrutado tanto sexualmente como contigo, te dice que eres la mujer más genial que ha conocido, que le encantas, se divierte contigo; PERO: jamás serás su novia. No es más que pura gordofobia y machismo.
Es por esta razón, que cada vez que veo en las series una mujer gorda me identifico, con ese cuerpo no normativo. Pero no así con las tramas o los personajes que en muchas ocasiones son personajes clichés “la gorda chistosa y graciosa”, amiga de todo mudo, enemiga de nadie, «buena onda por defecto», “la gorda desesperada”, “la gorda que rebaja y es feliz”.
Es fundamental tener en cuenta los discursos que escuchamos, vemos y que replicamos. Necesitamos más representatividad en el cine y las series de televisión, que la gente sea consciente que las personas gordas somos más que solo eso. Me encantaría ver series con tramas en las que una persona gorda vive algo que no tenga que ver con su cuerpo. Que las personas que vivimos con cuerpos gordos tengamos otras historias.
Necesitamos sentirnos identificadas de forma positiva con las imágenes que vemos como un reconocimiento a nuestra existencia, una existencia menos dolorosa, y los medios de comunicación juegan un papel fundamental en promover o desmitificar los estereotipos sobre las personas gordas.
Como dicen mis amigas de la Colectiva Gordas sin Chaqueta en su Podcast VORAZ: hoy les prometemos que engordaremos todos los espacios, abriremos todas las grietas que sean necesarias, para lograr una sociedad en la que todas las personas quepamos. ¡GORDES DEL MUNDO UNIDES NO TENÉIS NADA QUE PERDER!
¡Faltan películas, series en las que las protagonistas sean gordas y gordes!
Se tenía que decir y se dijo.