Foto/Cortesía
Por Katherine García
En la sociedad organizada o en los partidos políticos siempre se pone en debate apoyar las luchas que han acompañado las mujeres feministas a lo largo de la historia por miedo a la reducción de votantes, o en ocasiones seden por estrategia para disfrazarse como espacios más progresistas.
Para garantizar la participación de las mujeres en los procesos electorales a lo largo del tiempo se han creado porcentajes de participación que obligan a los partidos políticos a cumplir cuotas, pero esto no ha bastado ya que la actividad política que ejercen muchas funcionarias son principalmente intereses propios de los partidos políticos que representan porque los derechos humanos, los mecanismos adecuados de protección a víctimas de cualquier tipo de violencia o el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo son colocados hasta el último peñasco de las necesidades de sus agendas, de los espacios de toma de decisiones en que se encuentran, esto se debe a la subordinación de un sistema que nos coloca a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría. También es evidente el modo de reproducir y producir el poder que ha masculinizado la manera de gobernar y sus necesidades sin tocar las problemáticas estructurales que enfrentamos las mujeres en el país.
Ante estos escenarios me surge la pregunta ¿Necesitamos más mujeres en espacios de toma decisiones o más mujeres con una perspectiva feminista? No es auto flagelarnos realizar este tipo de análisis en coyunturas electorales ya que la forma de hacer política es importante desde una visión de justicia social. La historia nos ha dejado marcada que no todas nacen feministas por ser mujer, solo veamos el ejemplo de algunas mujeres que se encuentran en los congresos con discursos abiertamente de derecha que han manifestado estar en contra de la educación sexual integral en las escuelas, sin embargo desde una perspectiva feminista es posible lograr una plataforma o agenda parlamentaria, municipal, o de Cartera de Estado más diversa e incluyente a las insuficiencias que existen en los procesos penales, protocolos de salud e incluso tener universidades libres de acoso y agresiones sexuales.
El objetivo de una parte del movimiento feminista debe ser impulsar profundamente una estrategia feminista y no un enfoque, eje o meta de género porque esto se sigue replicando desde una superficialidad neoliberal y heteropatriarcal de hacer política.
Tenemos que tener en cuenta que hacer política siempre ha estado de nuestra parte vinculado con el trabajo organizativo, de incidencia social en la defensa de los territorios, recursos naturales, cuerpo, derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos, además en la democratización de los espacios comunitarios y municipales es así como el movimiento feminista ha estado relacionado a parámetros de incidencia que han aportado de manera grande al modo de hacer política.
La masculinización de la política ha sometido la idea de que las mujeres no son capaces y solo son adornos estéticos, además son vistas para formar parte de espacios con temáticas por asignación género así como sucede en la Asamblea Legislativa, por ejemplo, en comisiones como la de familia y la de medio ambiente donde una gran parte son mujeres pero por el contrario vemos más hombres en comisiones como la de hacienda y especial de presupuesto o en la comisión de seguridad.
Es necesario saber que las mujeres feministas no son una alternativa a los discursos de derechas que han globalizado los valores, las mujeres son una necesidad que trazará un rumbo estratégico en la defensa de un sistema político justo y transparente para legislar.
La política no tiene que ser inherente a las prácticas machistas, neoliberales y hétero normadas. La política se tiene que de construir y el primer paso son las candidatas que abiertamente de denominan feministas y aliadas feministas.
Katherine García es estudiante de la licenciatura en trabajo social, feminista, defensora de derechos humanos de las personas privadas y ex privadas de libertad, y miembra de distintos espacios de incidencia social, política del país.
Be the first to comment