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Por Katherine García
Nuestra forma de amar se construye desde el amor romántico y esto tiene que ver con la manera en la que nos organizamos social, económica y políticamente. Es todo un sub sistema de poder debajo de la gran sombrilla que se llama patriarcado. Nosotras como feministas hemos cuestionado la necesidad de desconstruir el amor.
Lo romántico es político, y por ello, se construye a través de las ideas fundamentadas desde el feminismo así como en la actualidad a través del capitalismo y del patriarcado. Además nos han atrapado de distintas maneras y han creado distintas herramientas donde nos han captado en su forma de amar.
Es necesario detenernos a pensar: ¿Qué sucede después de terminar una relación basada en el amor romántico?, la autoestima decae al suelo, la depresión aparece, los trastornos del sueño son más comunes y las relaciones se vuelven más complicadas. Creemos que el acompañar a las hermanas es solo cuando las agresiones están visibles, es decir físicas, pero esto es complemente erróneo. Estas relaciones nos consumen y hay sufrimiento, por eso importante que resaltemos que es tipo de duelo que vivimos emocionalmente.
La manera de operar del amor romántico no solo se centra en el control de las salidas, amistades también nos dicen cómo vestir o qué publicar en las redes sociales, esto es una jerarquización de control y poder de otra persona y es agresivo. De estas formas se ha naturalizado el «aguantar mucho» y el «hay que pasarlo muy mal». Este mensaje se transmite desde nuestra infancia donde nos dicen que somos las que tenemos que aguantarnos, sacrificarnos y renunciar a todo por conservar a una persona, lo que provoca que nos llevemos la peor parte al momento de la ruptura de una relación aunque a veces las rupturas dan libertad y en muchas ocasiones no queremos hablar sobre la parte mala.
El feminismo nos ha demostrado que no tenemos que estar solas al vivir esto, que no necesitamos una pareja para estar bien, que lo que necesitamos de verdad es una red de apoyo de compañeras y amigas. Crear espacios donde se compartan experiencias sobre el amor romántico y donde sintamos que no somos las únicas que están pasado por ese tipo de escenarios dolorosos, y que esto sirva para replantearnos nuestras relaciones amorosas sanas.
Hay que darles la gracias al feminismo que nos ha hecho tomar decisiones por el amor propio “estando enamoradas” y saber identificar que el afecto tiene que ser libre y debemos darnos seguridad propia.
Por último resaltar que ser feminista y terminar con una relación agresiva no es un fracaso. Nosotras aprenderemos a disfrutar de la soledad, contar nuestra historia y señalar tu agresor con tus amigas y tu manada para que otras se protejan.
Principalmente el feminismo nos ayuda a tejer una bonita manta de croché de compañeras maravillosas que hacen que este tipo de capítulos agresivos en nuestras vidas sean menos traumáticos y dolorosos.
Katherine García estudiante de la licenciatura en trabajo social, feminista, defensora de derechos humanos de las personas privadas y ex privadas de libertad, y miembra de distintos espacios de incidencia social, política del país.
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