Cada 10, 11 y 12 de diciembre se conmemora el aniversario de la masacre de El Mozote, este año se cumplen 44 años de uno de los crímenes de guerra perpetrados por fuerzas armadas militares más atroces en la historia del siglo XX, en cuestión de cuatro días las fuerzas armadas dirigidas por el coronel Monterrosa aniquilaron a población civil en la que murieron mayoritariamente niñeces y adolescentes.
Por. La Pájara
Dentro de este marco fue lanzada la película “Luciérnagas en El Mozote”, la premiere de la película estuvo rodeada de cámaras, vestidos, trajes. Aunque hay mucha tela que cortar sobre la película —su guión, los diálogos, el tinte telenovelesco, el hecho de que pasó raspado el test de Bechdel que evalúa la brecha de género en el cine, entre otras muchas cosas—, yo no soy crítica de cine y eso se lo dejaré a quiénes tengan más conocimiento que yo. Mi caminar ha sido otro: el del movimiento social, por lo tanto, quiero centrarme en las narrativas, tanto de la película cómo de la participación de actores estatales en el evento.
Sobre la película
Comprendiendo que el arte también tiene una postura política, entendemos que cada pieza parte de un lugar de enunciación. Por ello, para quiénes lo vemos desde fuera, es importante identificar desde dónde habla y qué posturas políticas sostiene una obra. Es importante preguntarnos si lo que consumimos sostiene un discurso en contra de una población, si prioriza una sola visión de los hechos o reproduce discursos hegemónicos opresivos. Es importante comprender cómo se dice y hacia quiénes va dirigido el discurso. Por último, también es importante identificar lo que no se dice, porque lo que no se dice —la omisión— también nos está diciendo algo.
No olvidar es tarea de todxs, y plantear el conflicto armado interno como una pelea entre bandos en la que “ambos resultan malos o iguales”, como lo hace un diálogo de la película, es un discurso peligroso que borra las causas que llevaron a la población civil a la lucha armada: las profundas crisis sociales, económica y política producto de la represión Estatal de gobiernos autoritarios de la mano de militares.
Las escenas de la película no reflejan la magnitud de la masacre en la que el batallón Atlácatl acabó con la vida de alrededor de mil personas de El Mozote y lugares aledaños. Tampoco evoca a la justicia y no repetición de crímenes de lesa humanidad. Además borra totalmente a la única sobreviviente de la masacre: Rufina Amaya. Pero quizás la de error sea yo que no comprendí el disclaimer de “película de ficción basada en hechos reales”.
Sobre el papel del gobierno con relación a la película
La premiere se vivió como un evento social en el que desfilaban vestidos, esmóquines y cámaras, muy lejos de los caseríos donde ocurrió la masacre. Nada se dijo sobre el peligro del poder armado, ni de las secuelas que dejan los crímenes de lesa humanidad para las familias. La memoria se utilizó para hacer propaganda.
A la premiere asistieron el Ministerio de Turismo, el Instituto Salvadoreño de Turismo y la Autoridad del Centro Histórico de San Salvador. Desde la Secretaría de Prensa de la Presidencia sacaron una nota en la que, en lugar de hacer alusión al compromiso de justicia y reparación, hacen propaganda a las locaciones en las que se filmó parte de la película para atraer al turismo y la inversión privada.
De las pantallas y ficciones a la realidad
Ese día también se dio un anuncio importante: tras más de cuatro décadas de lucha, el caso pasó a fase plenaria, el exministro de Defensa Guillermo García y 12 oficiales del Batallón Atlácatl de la Fuerza Armada serán llevados a juicio por los delitos de asesinato, asesinato tentado, incendio, violación y coacción agravada.
La fundación Cristosal, quién ha acompañado a las víctimas desde 2016 —cuando se dio la reapertura del caso — hasta 2025 con el cierre de operaciones provocada por la persecución política del régimen contra personas y organizaciones de derechos humanos, expresó en un comunicado que este paso procesal refleja el incansable trabajo de sobrevivientes y familiares y el acompañamiento del equipo Argentino de Antropología Forense y Tutela Legal.
“Exigimos que este momento histórico se respete y que la justicia avance sin manipulación ni propaganda política por parte de ninguna institución del Estado.” Manifestó Cristosal en un post de X en el cual comparten el comunicado.
El mensaje que quiero dejar con esta columna es que es importante recuperar la memoria desde una visión crítica apegada a la versión de aquellas personas que sufrieron los actos de crueldad y no instrumentalizarla. También es importante sentar postura, porque en momentos de auge totalitarista, quiénes están en el poder también se apoderan de nuestras narrativas e intentan darles vuelta. Hay que ser astutxs para no correr el riesgo de volver a repetir la historia.
¡El Mozote Nunca Más!