La controversia más reciente de la farándula: Nodal y Ángela Aguilar, quienes anunciaron su relación a pocas semanas de la separación del cantante con Cazzu, me recuerda lo rápido que pueden rehacer su vida los hombres sin pena ni culpa, y todo aplaudido por el patriarcado. Un tipo manipulador, machista, sin estabilidad emocional y sin responsabilidad afectiva es un ejemplo de la masculinidad hegemónica.
Por Edith Elizondo
Después de la últimas declaraciones, donde abiertamente y sin ninguna vergüenza afirma que siempre sintió amor por una adolescente y que solo esperó que fuera mayor de edad, deja claro cómo en este sistema se ha romantizando y normalizando la pedofilia.
“Ahora me encuentro viviendo una experiencia preciosa con una mujer que amo, con un amor que tardó tantos años para que se diera lo que está pasando y lo estamos disfrutando”, Christian Nodal. Cabe destacar que Angela Aguilar acababa de cumplir 17 años cuando conoció a Nodal.
Por otro parte, es fácil para muchas mujeres entender lo que está pasando la cantante, compositora, modelo y empresaria argentina de trap latino, Cazzu, porque muchas, sin importar su profesión, estado económico o el país donde vivimos, hemos pasado por situaciones similares. Es bastante doloroso cuando terminas con una relación y ves que tu ex pareja, al poco tiempo de cortar ya está con alguien más.
Nos preguntamos por qué los hombres no pueden estar solos después de una ruptura, algunos solo trasladan sus necesidades o sentimientos que teníamos con una persona a la siguiente relación, porque las mujeres en esta lógica patriarcal seguimos siendo vistas como objetos reemplazables y nuestros sentimientos poco o nada les importan, porque la mayoría de los hombres han sido socializados para pensar primero en ellos y en sus necesidades. El patriarcado les concede a los hombres tener varias parejas sexuales sin que esto represente ningún tipo de compromiso.
Las relaciones sexuales sin responsabilidad afectiva son un rasgo de la masculinidad hegemónica. Si lo pensamos y lo sentimos, nadie quiere tener una relación de este tipo, pero lamentablemente es fácil que las mujeres entremos en ellas. Hemos sido socializadas creyendo que podemos cambiar a los hombres con la fuerza de nuestro amor sin límites, colocándolos a ellos al centro de nuestras vidas, nada más lejos de la realidad.
Además, a las mujeres se nos enseña a competir entre nosotras y desde una lógica binaria de “buenas” y “malas”, “putas” y “santas”, para mantenernos controladas; esta competencia sirve para que nosotras mismas seamos las aliadas del patriarcado, por esta razón, en redes sociales, Ángela Aguilar es funada como la mala de la historia cuando en realidad es otra víctima más. No se puede justificar toda su relación como un logro del amor. Por eso resuena con más fuerza en mi mente “El amor ha sido el opio de las mujeres”. Mientras nosotras amábamos, los hombres (nos) gobernaban. (Kate Millett).
No estamos diciendo que el amor es algo malo, sino la manera de cómo lo hemos aprendido y cómo se empleó para manipularnos y hacernos dependientes en todos los sentidos. Por eso debemos repensar el amor porque nos merecemos relaciones basadas en el placer, la ternura y la reciprocidad en el amor.