La historia de Rosa y su inspirador trabajo en Ciudad Arce


Escrito por: Bessi Ramirez

Editado por: Clanci Rosa

 

Para Rosa la defensoría de derechos humanos en territorio es fundamental, su liderazgo nace en la prevención de riesgos ante las emergencias climáticas en su comunidad, pero en su camino se encontró con ORMUSA, con quienes se ha formado y ahora se define también como defensora de los derechos de las mujeres.

Rosa Isela Rodas tiene 54 años, es habitante del cantón Flor Amarilla de la Comunidad 30 de Abril en Ciudad Arce. Hace nueve años inició en la organización comunitaria a través de la  coordinación con Protección Civil, debido a las emergencias por fenómenos naturales que impactaron su comunidad.  Nacida como asentamiento, la comunidad Flor Amarilla fue el lugar que decenas de familias encontraron  cuando perdieron sus viviendas en Ciudad Arce tras el paso de la Depresión Tropical 12 E en 2011.  En esta entrevista, Rosa relata su camino en la organización comunitaria, atravesado por su propia historia de vida.

“A mí me mandaron como lideresa de una vez porque como yo era la que tomaba más las riendas en todo, entonces me dijeron que yo iba a ser la lideresa de acá”

En 2011, El Salvador fue abatido por la Depresión Tropical 12 E, que rompió récord en lluvia acumulada, sobrepasando a la cifra registrada con el huracán Mitch, catalogado como uno de los eventos meteorológicos más destructivos de la década de los 90 en El Salvador. La Libertad fue uno de los departamentos más afectados. Decenas de  familias tuvieron que abandonar sus viviendas, debido al desbordamiento del Río Sucio, en Ciudad Arce, municipio donde Rosa habita y ejerce su labor como defensora.

La  necesidad de la organización para tener respuestas ante la emergencia fue uno de los motores de la vida organizativa de Rosa. Actualmente ella es el enlace de la zona con Protección Civil, servicio público responsable de prevenir, mitigar y atender en forma efectiva las emergencias ocasionadas por fenómenos naturales en todo el territorio salvadoreño. Como enlace, Rosa está a cargo de brindar informes sobre la situación de los ríos, nivel del agua, y otra información necesaria para la prevención de desastres   Este trabajo no lo hace sola, sino junta a otras lideresas.

Fue la organización comunitaria la que llevó a Rosa a encontrarse con otras mujeres y a defender sus derechos como mujer.  “Aquí había mucho maltrato y gracias a Dios hoy ya sabemos los derechos y si algo nos quieren  hacer, sabemos a quién acudir y cómo defendernos”, afirma. Estos conocimientos y reconocimientos, dice, han sido posibles por los procesos que ha llevado con la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA). En palabras de Rosa, esta organización es la que más oportunidades le ha brindado, y por medio de quienes ahora reconoce el derecho de toda mujer a una vida libre de violencia.

Para Rosa la defensa de derechos está motivada por las ganas de aportar en la comunidad y por la conciencia de un bienestar común. Al vivir en una comunidad de alto riesgo por la vulnerabilidad de la zona ante emergencias climáticas, deben permanecer vigilantes de lo que les rodeaba, sobre todo en invierno, donde sus informes son claves para la prevención y mitigación de riesgos. Mucho de este trabajo lo realizan mujeres. Para ello se dividen las acciones con otras lideresas de la zona y con la promotora de salud, y juntas realizan visitas casa por casa aun bajo la lluvia.

 “Nosotros salimos para andar viendo cómo están las viviendas de cada persona porque en este lugar las zonas son planas y al menos aquí, en la colonia, el agua no tiene salida, entonces se mete a las casas, y eso es lo que nosotras salimos a ver que no se le vayan a mojar las cosas y si es necesario evacuar a las personas,” puntualizó.  

En épocas de lluvia las defensoras de territorio alertan a la comunidad a través de un sistema local de comunicaciones, que incluye la activación de alarmas con un megáfono comunitario. Al oír la alarma inmediata se  reúnen para activar acciones pertinentes a la emergencia, y si es necesario se organizan para ir casa por casa e identificar a las personas que necesitan ser evacuadas.

Son aproximadamente 60 mujeres las que forman parte  del Comité de Mujeres en la comunidad,  que se autodefinen como Mujeres activas de ORMUSA.

“Así nos decimos nosotras y estamos pendientes de cualquier cosa, tenemos un chat en WhatsApp donde nos informamos, pero no decimos exactamente lo que está pasando sino que tenemos un código-clave y  entonces ya nos reunimos como  Asociación de Mujeres para definir acciones” explicó Rosa.

Foto: Bessi Ramirez

“No nos salvamos solas, lo hacemos en comunidad”, logros de la Asociación de Mujeres

Rosa comenta que como Asociación de Mujeres han realizado diversas gestiones y han obtenido proyectos para las mujeres de la comunidad, uno de estos fue para la elaboración de calzado. En este proyecto les dieron maquinaria para hacer zapatos, carteras y otros productos, con el fin de que las mujeres obtengan sus propios ingresos. Algunas, según explica,  han podido crear sus propios negocios. Por eso esperan seguir trabajando en conjunto y obtener más proyectos para que las mujeres se puedan defender solas.

La Asociación de Mujeres nació en 2010, y Rosa fue invitada a la Asamblea de conformación por la Alcaldía Municipal de Ciudad Arce, que ya la ubicaban por su destacado liderazgo. Ahora, Rosa es la presidente de la Asociación. A la convocatoria fueron invitadas aproximadamente 600 mujeres de los diversos cantones de Ciudad Arce. Rosa afirma orgullosamente, que en la actualidad mantienen su vínculo organizativo con dicho espacio y las lideresas territoriales.

Sin embargo, aún hay retos en la comunidad de Rosa. Pués no tiene acceso al agua potable, y para ello han tocado diversas puertas, pero les han dicho que deben perforar un pozo y eso implica encontrar un terreno donde hacerlo. Esto significa muchos recursos económicos que no poseen, por eso dice, seguirán luchando hasta tener el agua potable, que además es su derecho humano. “Tal vez sale un proyecto que pueda apoyarnos en esto, pues no tener agua potable solo precariza más a las mujeres”, señala.

La defensa de derechos un legado para la familia y la comunidad

Para Rosa es un logro fundamental poder compartir con su familia todo su aprendizaje y trayectoria como lideresa organizada, porque le permite hacer incidencia y reivindicar desde su grupo familiar los derechos como mujeres.

“Yo tengo dos hijas y un hijo. Soy la cabeza y la líder del hogar, y ellos saben que me gusta ser responsable. Cuando tomo un cargo lo hago con responsabilidad desde el principio hasta el fin. Ellos saben que me gusta el compromiso y, pues, me gusta andar en todo porque yo me debo a las mujeres”, afirma.

Rosa también es parte del Comité de Ciudad Arce de Derechos. Desde este espacio ha visitado centros escolares de la zona y otros espacios para hablar sobre la erradicación de la violencia hacia las mujeres, y sensibilizar a las niñas, niños y adolescentes sobre el tema. Este trabajo, dice Rosa, ha sido una de las experiencias más impactantes por las situaciones de agresiones que ha conocido, como violaciones sexuales y otros hechos de violencia que en sus palabras “están acabando con  los sueños de muchas niñas y mujeres”. Pero reconoce que a través de la sensibilización y la denuncia de estos hechos han logrado hasta la captura de personas agresoras.

Algunos cuerpos policiales no se toman en serio la violencia contra las mujeres

“Una de las dificultades que me inquieta y me pone quizás un poco molesta es la reacción de agentes policiales ante algunas denuncias que realizamos,  a veces uno manda personas a decirles que vayan donde ellos (policías) y a veces lo que hacen es burlarse de las violencias que viven las mujeres”.

La denuncia de la violencia es el resultado de la formación que ha habido en la comunidad. “Hoy las mujeres  que estamos formadas podemos pasar la voz a más municipios y  caseríos.  Al menos acá en la Comunidad 30 de abril todos conocen los derechos de las mujeres y saben que si un hombre las golpea pueden denunciarlo, como todo esto lo hemos visto en los procesos con Ormusa”.

Rosa está feliz de todo el trabajo que ha venido realizando, y asegura que seguirá porque las mujeres nos merecemos un mundo mejor, sin ataduras:

“Mi mensaje para  todas las mujeres es que todas merecemos respeto y que todas debemos  conocer de nuestros derechos para que un   día podamos ser  libres de tanta  violencia y  podamos salir y gritar que somos libres”. 

En la experiencia de Rosa, el trabajo colectivo es la clave para lograr los cambios. Además “entre mujeres apoyémonos siempre. No hay que darnos zancadillas, hay que luchar unidas porque juntas vamos a lograr muchas cosas, así como trabajan las hormiguitas, (…) ojalá todas fuéramos unidas como las hormigas, porque más ejemplos que ese no se puede, porque en la unión está la fuerza”, aseguró Rosa.