Por: Fátima Cruz , Clanci Rosa y Reina Ponce
Junio es el mes del Orgullo, donde se busca continuar reivindicando y visibilizando los derechos de la población LGBTIQ+. En el transcurso de la historia de la población es importante mencionar que este esfuerzo ha sido resultado de años en los que han existido acciones para reivindicar la diversidad sexual, exigir el respeto a los cuerpos disidentes y a la vida. En este sentido, no solo es una celebración en la que se viste de todos colores sino un loor a la supervivencia y a la exigencia de derechos, a la lucha por hacerse escuchar y por celebrar los triunfos que se han logrado.
La Corte Interamericana de Derechos de Derechos Humanos (CIDH), en su informe de diciembre de 2018 sobre los avances y los desafíos en materia de reconocimiento de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex en Américas, explica que el reconocimiento de las personas LGBTIQ+ es fundamental para garantizar una sociedad justa, en este caso se debe alcanzar igualdad, dignidad, no discriminación, inclusión en la normativa jurídica que la que se protejan y garanticen sus derechos. La CIDH menciona “[…] la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual, identidad y expresión de género o diversidad corporal a menudo comienzan a experimentarse en la infancia, en el hogar o en la escuela”. Es por esto que ve importante la sensibilización y educación en la promoción de un cambio cultural en el que se acepte las orientaciones sexuales e identidad de género.
En este caso, podemos mencionar la situación de las mujeres trans salvadoreñas. En el país, según RedLacTrans, ASPIDH y el Centro de Documentación y Situación de las Mujeres Trans en Latinoamérica y el Caribe en el Informe esperando la muerte 2016-2017 explica que el Estado se ha suscrito a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y por tanto “está obligado a la promulgación de leyes, políticas y planes que erradiquen la violencia y discriminación contra las mujeres, incluidas las mujeres trans”. El mismo estudio muestra los diferentes tipos de violencia que enfrentan las mujeres trans y es por eso que se habla de sobrevivir ante la constante sociedad misógina y transfóbica. La investigación expone que entre las agresiones se encuentran los transfeminicidios con el 30.30%, en un 24.24% la violencia física, en un 18.18% la discriminación y amenazas/desplazamiento y en un 9.10% las extorsiones.
Por otro lado, el informe Basta de de Genocidios Trans (informe 201-2018) cuenta sobre las ocupaciones de las mujeres. Los datos que coloca menciona que “el trabajo informal es ocupado por mujeres que realizan trabajo sexual, el 28% correspondiente a la categoría “otros” ejerce el trabajo informal de ventas o comerciante; pero es también bastante preocupante que, del universo de casos recibidos, el 19% se encuentra desocupado, no por voluntad propia sino por la falta de oportunidades.” En este caso, es importante que existan medidas para proteger y crear oportunidades para las mujeres trans.
¿Históricamente cuál ha sido la situación de la población trans?
Mónica Linares, directora de ASPIDH, hace una mención sobre las acciones de los gobiernos hacia la población LGBTI:
Mes del Orgullo durante la emergencia
Este año por la emergencia por COVID-19 se han realizado diferentes acciones para continuar con la promoción de derechos LGBTIQ+. Por ejemplo, en espacios digitales desde la plataforma PRIDE SV – Marcha Por la Diversidad en El Salvador se realizaron diversos conversatorios entre ellos: La memoria histórica LGBTIQ+, Incidencia Cultural y Política de la población LGBTIQ+, acompañamiento a mujeres trans en El Salvador y otros en la que se ha informado sobre temas donde visibilizan la labor de la población, analizan momentos históricos y actuales. Asimismo, asociaciones han trabajado desde la protección ante violencia durante el confinamiento, han asistido con víveres y artículos de higiene y han buscado apoyo para mujeres trans que debido a las medidas para contener la pandemia no percibieron ingresos.
Para Mónica Linares directora de ASPIDH explica las organizaciones, como la que representa, están centrando sus esfuerzos en las necesidades básicas de las poblaciones:“ más que pensar en una demanda principal en el marco del Orgullo es prioritario pensar en qué vamos a comer en el mes del Orgullo ”. Linares comenta que están preocupadas por buscar soluciones para mitigar el hambre de las poblaciones LGBTI y en especial por las mujeres trans que en su mayoría se dedican al trabajo sexual o a emprendimientos independientes. Asimismo, agrega que es imprescindible pensar en políticas de protección a la población y en herramientas de educación financiera para continuar haciendo frente a los efectos de la pandemia.
Por otro lado, Bianka Rodríguez, directora de COMCAVIS TRANS, explica que en el mes del Orgullo hay demandas que están cobran peso en el contexto actual: “en El Salvador las denuncias y demandas de la población de personas LGBTI son múltiples, entre ellas el cese de la violencia machista que se manifieste y se respalda en discursos de odio desde diferentes cuerpos políticos y fundamentalistas. Asimismo, se demanda que se cumpla con el derecho del acceso a la justicia y a la seguridad de cual se carece desde hace muchos años. Esta ausencia se refleja en la alta impunidad que gira en los diferentes crímenes de odio que han azotado a esta población desde hace ya años y que hasta el dia de hoy ninguno de ellos está debidamente judicializado”. A estas, Rodríguez añade la falta de acceso a un empleo digno (limitado a estigmas y discriminación) y exclusión. Para Bianka las demandas son puntuales pero enfatiza en que la más importante es respetar el derecho a una vida libre de violencia y consolidar garantías jurídicas, que aún faltan por conquistar.
Ley de identidad de género
Para la población trans una de sus principales luchas es que se apruebe la Ley de género. Bianka expone que las personas trans tienen derecho a que sus documentos personales reflejen el nombre, el sexo y género con el que se identifican. La ley lograría que lo anterior fuera posible ya que permitiría el reconocimiento de la existencia de las personas trans y sus derechos, ya que en la actualidad los últimos son condicionados. Por ejemplo: las personas trans difícilmente alcanzan un nivel académico avanzado, a causa de la deserción escolar, y es porque en su mayoría no se les permite asistir con su expresión de género y tampoco se les respeta su nombre de identidad, esto sumado a la discriminación del compañeros, profesores y padres de familia, explica Bianka.
Sin embargo, para aprobar la ley es necesario conocer la situación de las personas trans, eliminar estigmas y prejuicios ya que esto no permite el avance de la ley. En el tema de legislación los diputados no quieren exponerse a la desaprobación social y pérdida de votos, esto complica más su aprobación, asegura Rodríguez.